No voy a llegar al orgasmo

No voy a llegar al orgasmo
No llegaré al clímax
“En ocasiones se debe a una falta de confianza en la eficiencia del estímulo recibido; tal vez aun basada en fundamentos reales. La persona se observa para valorar si el progreso cara el clímax es el conveniente, y con esto, deja de fluir y no consigue abandonarse al placer. En otras ocasiones puede ser debido a que se siente incómoda frente a la mirada del otro y se bloquea. Y en un caso así, la contestación sexual asimismo deja de fluir”, explica Georgina Burgos, sicóloga y sexóloga.

En un comienzo, y en tanto que el clímax, como señala la especialista, “es la antítesis del control, de lo racional y de la voluntad pues es libre, fluyente y descontrolado”, la solución pasaría por aprender a gozar de las sensaciones y darse permiso, asimismo, ¡aun!, para no llegar al clímax. “Se trata de centrarse en el deleite de la excitación, sin enjuiciamiento. Y dejar que pase lo que deba pasar. El cuerpo es sabio”, examina la especialista.

¿Y si me acuesto con alguien con alguna enfermedad de transmisión sexual?
Descartando que charlemos de psiques obsesas que se obsesionan con este tema sin razón aparente (bien por el hecho de que tiene pareja estable, bien por el hecho de que pone los métodos anticonceptivos convenientes para eludir contagios y embarazos), lo que pasa muy frecuentemente es que se tiene sexo con una persona demasiado pronto sin saber nada de su vida, y sin la suficiente comunicación para conocer y consultar claramente para despejar dudas. “Lo más aconsejable es no tener prisa para el encuentro sexual, tener la suficientemente confianza para preguntarle sobre su sexualidad y de su salud, y emplear siempre y en toda circunstancia el preservativo como el procedimiento de barrera más eficaz”, afirma Carolina Muñoz. Algo que sí o bien sí es obligatorio para descartar la que, conforme la encuesta efectuada por la página web americana Superdrug onlinedoctor, era la mayor preocupación de las mujeres americanas y europeas: quedarse encinta.



No me apetece el sexo con penetración, soy una MADRES SOLTERA LINCE. ¿Voy a ser extraña?



Hay mujeres que consideran que la penetración en sí es un acto violento, y les resulta poco atrayente en las prácticas sexuales. Para Georgina Burgos puede haber múltiples causas que produzcan este pensamiento. “Quizás puede deberse a que le duele la penetración, o bien a que teme un embarazo no deseado, a opiniones arraigadas, a inconvenientes en la relación, a no estar dispuesta para esta práctica sexual o bien, aun, a haber sido víctima de un abuso sexual. Las causas pueden ser muchas y todas y cada una merecen una atención adecuada”.

La solución va a depender de la causa y puede ser desde el empleo de lubrificante hasta prosperar los niveles de excitación anteriores a la penetración, si se trata de dolor; pasando por emplear anticonceptivos fiables que supriman inseguridades a lo largo del encuentro, o bien proseguir una terapia concreta para la superación del trauma que puede haber supuesto un abuso sexual anteriormente. Y no menos esencial, como señala la sexóloga, “también hay que darse la ocasión de comprobar opiniones arraigadas que, quizá, ya no son útiles en nuestro presente”. Pues el sexo no debe, impepinablemente, terminar en coito.
Tengo fantasías sexuales, y las comparto con mi pareja, mas no tengo pretensión de hacerlas realidad. ¿Y si no lo comprende?
Una mujer puede tener la fantasía de hacer un trío con su pareja y alguien más, mas eso no es homónimo de apreciar llevarlo a la práctica. El inconveniente es que los hombres no siempre y en toda circunstancia terminan de comprender esta diferencia. “Lamentablemente, la educación sexual prosigue siendo la enorme materia pendiente de nuestro sistema educativo, y bastante gente confunde fantasías con deseos. Hay que tener claro que las fantasías solo están para excitarnos, para recrearnos con ellas, sin pretensión ni necesidad de que se cumplan. Los deseos, en cambio, incluso pudiendo ser del mismo modo ensoñaciones, sí que tienen esperanzas de estimar llevarlos a cabo”, matiza la sexóloga Ana Fernández. En esta, como en otras posibles situaciones, la situación femenina ante él debe ser clara: no es no.

¿Y si me solicita algo que no deseo hacer?
Imaginar que puede ser sometida y no respetada en lo sexual ocupa uno de los grandes temores de las mujeres. Por fortuna estos casos van sucediendo con menos frecuencia en tanto que, como afirma la sexóloga Ana Fernández, hemos ido tomando conciencia de nuestros límites y aprendiendo que absolutamente nadie nos debe forzar a hacer algo que no nos guste. “Si una persona te solicita algo que no deseas hacer, lo lógico o sea que no. Y si te procura forzar a ello, ya no es una cuestión solo de que no te quiera (y por lo tanto, lo mejor es distanciarse de esa persona), sino más bien de que su pretensión es reprochable y en ciertos casos, aun, denunciable”, confiesa tajantemente la especialista. En este sentido, lo más esencial es poner límites a todo lo que desagrade o bien moleste, con aplomo.

Tengo complejos con alguna una parte de mi cuerpo y no las quiero enseñar
Unas no admiten su cuerpo, otras no se sienten sensuales y hay quienes se temen que alguna una parte de su físico sea motivo de mofa o bien comentario. Por desgracia, como apunta la sexóloga Fernández, muchas son las mujeres que no terminan de liberarse de esta preocupación: “Que les suceda a una enorme mayoría no le quita relevancia, afirmaría que la aumenta por el hecho de que nos da la medida de la enorme repercusión que tienen las tendencias y la mercadotecnia en nuestra forma de percibirnos como personas aproximadamente deseables”. En muchas ocasiones se debe a una baja autoestima que, como afirma la sexóloga, nos lleva a meditar que nuestro atrayente depende de una talla determinada.

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