¿Qué bicicleta me compro?

Cuando llega el momento de comprarnos una bicicleta, podemos afrontar el momento con:

a) un límite presupuestario muy ajustado o b) ningún tipo de cortapisa económica.

Aunque parezca mentira, en ambos casos corremos el riesgo de adquirir la bicicleta equivocada. En el primero porque podemos priorizar únicamente localizar la bicicleta más barata del mercado, sin atender al hecho de que, por un poquito más, quizás encontremos una bici que nos dure más años, que no nos obligue a desembolsos posteriores en reparaciones y que se adapte mucho mejor a nuestras necesidades. En el segundo de los casos, porque no tener límite en el presupuesto nos puede llevar a caer en la trampa de la bici más bonita, la que nos recomiende un vendedor con amplias dotes de embaucador o la que esté más de moda.

Comprar una bicicleta es un proceso que no debe eternizarse porque corremos el riesgo de enfriarnos en la decisión -altamente recomendable-, pero que tampoco debe hacerse de manera impulsiva. Hay que formularse una serie de preguntas previas y buscar consejo en un par de fuentes próximas y desinteresadas antes de tomar una decisión. La más importante es para qué queremos una bicicleta, esto es, qué uso le vamos a dar y dónde. Este factor será determinante a la hora de decidir si la bicicleta que tenemos que comprar es una bicicleta de montaña, una bicicleta de paseo, una bicicleta plegable, una bicicleta eléctrica o incluso otro tipo de montura.

Por ejemplo, una bicicleta de montaña a priori es para hacer rutas por el campo, senderos, trialeras... Pero quizás acabe siendo también una buena opción si el usuario, además de hacer salidas por la montaña, acaba combinando recorridos de asfalto y tierra, donde otros tipos de bicis (por ejemplo las de carretera) serían demasiado delicadas y poco versátiles. Evidentemente, si optamos por la bicicleta de montaña porque nuestra actividad principal está fuera de las urbes, también tenemos que cuestionarnos si vamos a dar paseos tranquilos por el campo o si por el contrario vamos a jugarnos el tipo en cada salida. El precio de la bicicleta de montaña que debemos escoger en este caso variará sensiblemente atendiendo a las especificaciones técnicas -suspensiones, frenos, cambio- que requiera cada perfil de ciclista. A mayor exigencia sobre el terreno mejor equipados deberemos ir y más cara será, en consecuencia, nuestra bici de montaña.

Si nuestro ámbito de actuación es exclusivamente la ciudad o las zonas urbanizadas, encontramos varios tipos de bicicletas que se ajustarán a nuestras necesidades con mayor o menor exactitud. Las bicicletas de paseo, por estética, nos evocan a esas tardes veraniegas cruzando de un extremo a otro el paseo marítimo de una población turística. Son realmente útiles para este perfil de usuario, que acostumbra a usar los complementos que ofrecen estas bicicletas, como la cesta o las alforjas. Son ideales para ir a la playa o la piscina, a la biblioteca, al mercadillo...

Para un perfil más de oficinista, las bicicletas plegables son un acierto seguro. En casa ocupan poco espacio y normalmente nos permiten subirlas al despacho, por lo que evitamos totalmente robos de sillín, de ruedas, de tapones de la cámara o quién sabe si de la bici completa. Las bicis plegables son realmente útiles ante la falta de espacio en casa y también si debemos desplazarnos en transporte público con ella en caso de que nos sorprenda por ejemplo la lluvia en el camino de ida o de vuelta al trabajo.

Si vas en pareja, lo mejor es el tándem.

Otro tipo de urbanita puede verse más condicionado por la orografía de su ciudad o, sencillamente, por la falta de ganas -o la incapacidad- de pedalear o de hacerlo de manera prolongada y potente. Este perfil de usuario de bicicletas tiene su media naranja en las bicicletas eléctricas, que gracias a la asistencia en el pedaleo nos ayudan a sudar menos y a afrontar las cuestas con mejor cara que si usáramos cualquier otro tipo de bicicleta. 

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Autor: Raúl Lozano Sánchez