¿SABES CUÁL ES EL REGALO QUE REALMENTE DURA PARA SIEMPRE? (NO EL DIAMANTE)
¿Cómo elegir el Regalo Original?
Un equipo de psicólogos estadounidenses de la prestigiosa Universidad de Pensilvania ha dedicado toda una conferencia a este tema, con el emblemático título de "La psicología de dar y recibir".
Como confirma la ciencia, la ansiedad por los regalos es directamente proporcional a la importancia de la persona que los recibe.
Si nuestra cuñada no da saltos de alegría con el perfume que le hemos regalado por su cumpleaños, puede que nos dé un poco de pena, pero desde luego no nos tiraremos de los pelos por desesperación.
Por otro lado, leer la decepción en los ojos de la persona que está a nuestro lado cuando desenvuelve nuestro regalo sería una verdadera puñalada en el corazón.
Y el tenue "gracias amor" que recibiríamos a cambio, no haría más que amplificar la sensación de malestar y frustración por haber hecho, a los ojos de nuestra pareja, un regalo como otro cualquiera, que quizá acabe pronto en las oscuras profundidades del olvido.
Leer la decepción en los ojos de tu pareja es probablemente uno de los mayores temores a la hora de elegir un regalo para sorprenderla.
Según las últimas investigaciones, muchos estudiosos estadounidenses coinciden en que la mejor manera de impresionar a una persona es ofrecerle una experiencia, en lugar de un objeto.
Los grandes fabricantes de diamantes lo entendieron bien hace más de 70 años.
Cuando en De Beers acuñaron el famoso eslogan "Un diamante es para siempre", sabían perfectamente que lo que es para siempre no es el diamante en sí, sino la "experiencia emocional" asociada al privilegio de poder lucirlo.
Una experiencia que reaviva la emoción y que permanece para siempre ligada a la persona que la regaló.
Así que, incluso según la ciencia, el objeto que regalamos es sólo la punta del iceberg. El elemento mágico que proporciona el verdadero valor de un regalo es la experiencia que se esconde bajo la superficie.
Pero, como sabemos, no todas las experiencias son inolvidables.
Están los descoloridos y anónimos, ese color beige apagado que no transmite nada. Y luego están las experiencias sobrecogedoras, las de color rojo fuego, que quedan grabadas para siempre en nuestra memoria.
¿Has escuchado alguna vez a tu abuelo hablar de los terribles años de la guerra?
El toque de queda, el sonido de las botas militares en las calles desiertas, el hambre, la pobreza, las huidas a los sótanos subterráneos, las bombas, el sonido de las campanas que anuncian la llegada inminente de un ataque aéreo...
Y mientras te contaba todas estas cosas, tú parecías estar allí, viviendo ese infierno en la tierra con él.
¿Por qué el abuelo recordaba algunos episodios de la guerra con gran detalle, a pesar de sus 80 años?
La razón es sencilla: porque cuando vives una experiencia fuerte, intensa y penetrante, se convierte en un hito, una especie de punto de inflexión en la carrera de tu vida.
Pueden pasar los días, los meses y los años, pero ese recuerdo está ahí, vivo y palpitante hoy como entonces.
Esto es cierto para las malas experiencias y es especialmente cierto, y afortunadamente, para las buenas.
No es casualidad que una de las tendencias turísticas de mayor crecimiento sea el "viaje experiencial" y que la gran mayoría de los viajeros salgan en busca de nuevas experiencias.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator
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