Cómo valorar una joya, comprobación del cliente

El Tasador de arte de un cliente a simple vista y con las manos no siempre revela las falsificaciones.


 


¿Por qué ocurre esto?


 


Las razones son dos. Por un lado, está la inexperiencia natural del cliente y, por otro, las técnicas de falsificación cada vez más sofisticadas, realizadas también en el laboratorio. ¿Qué pueden hacer los clientes para evitar el fraude? Gracias a la tecnología, los procesos de falsificación han alcanzado niveles muy altos.


 


Ciertamente, la temperatura o el peso de la joya pueden ser un factor discriminatorio, pero sin una instrumentación ad hoc, es muy difícil distinguir a ojo o a mano los verdaderos diamantes, rubíes, esmeraldas o zafiros de las falsificaciones. Por ejemplo, incluso en combinación con otros materiales (como el plomo o el polvo de hueso), el simple vidrio puede hacerse pasar por cuarzo hialino o adularia. Cuidado también con el color de lo precioso.


 


Los métodos de falsificación también tienen que ver con este aspecto: el topacio, el ágata o el ámbar, por nombrar algunos, son algunas de las piedras que cambian de color mediante un calentamiento adecuado. Y voilá, un ejemplar de topacio marrón se vuelve rosa. Cuidado, además, con los que desmontan la joya, la modifican con material de calidad inferior y luego la vuelven a montar.


 


En resumen, los campos de batalla son muchos. Pero hay buenas noticias, porque al otro lado de la valla hay métodos que permiten saber si una joya es auténtica o falsa. Mi método consiste en una evaluación precisa de la joya, realizada junto con el cliente, que también tendrá la oportunidad de aprender a reconocer las características de una joya preciosa que realmente lo es.

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