Fernando Hervás vuelve a España con la dura y espectacular exposición “SINCRETISMOS”

En palabras del autor:

Sincretismos de espacios, unos que habitamos y otros intelectuales y fascinantes en los que sucedemos, espontáneos, dentro y fuera de nuestro control.

Sincretismos entre la verdad y la mentira, entre la luz y la oscuridad, nuevas formas entre lo aprendido y lo heredado, entre la locura y la cordura.

Sincretismos entre las tribus que éramos y la sociedad que somos.

Nuevas formas de religión, de economía, de ilusoria paz, de guerra, de represión y dominio.

Nuevas formas que nacen de los contrarios, de nuestra extraña necesidad de convivir regalando nuestra libertad a quien nos la quita.

Sincretismos entre el amor y el odio, como la resaca de una ola entre la tierra y la mar, como el rechazo de un hijo, como aceptar el olvido. Nuevas formas entre contrarios para poder vivir con nosotros mismos, con nuestras contradicciones.

Sincretismos en el tiempo, entre el pasado que cambiamos cuando nos justificamos y el futuro que alteramos cuando marginamos a un niño.

Sincretismos entre la belleza y la paz del monstruo y nuestros miedos y fealdad frente a él, nuevos y magníficos centros donde los escondemos.

Sincretismos que generan nuevas culturas y que inexorablemente significan la desaparición de las originales, nuevas formas que avanzan rápidamente sin dejar espacio a la reflexión, que a veces dejan en sus márgenes nuestra individualidad e independencia.

De esto y poco más intento hablar en los cuadros.

Sincretismos entre mis manos y tu mirada.

Una serie de 13 cuadros de mediano y gran formato en la que la danza interactúa con poetas como Federico García Lorca, Antonin Artaud y Miguel Hernández, se enfrentan a mitos como un ángel salvaje enfrentándose a un pájaro o una erótica y prisionera Lilith marcada como un preso y alimentada con una leche que ella desprecia. La influencia y el estudio de la iconografía ortodoxa se aprecia claramente en un cuadro en el que una mujer, con la manos de Buda y la belleza de Erzulie se nos muestra con todo su poder seductor y con la fuerza de una feminidad casi divina, en la que el poder para crear vida está latente en cada pincelada.

Hay que destacar la obra “La subasta”, dedicada a su desaparecido amigo Ownian Fortounoff (abogado contra el tráfico de seres humanos), que junto a una emotiva dedicatoria y un desgarrador poema, nos sitúan frente a la escena de la venta de mujeres

.Este cuadro esta dedicado a mi amigo Ownian Fortounoff, nominado por la Organización de las Naciones Unidas como uno de los mejores abogados contra el tráfico de seres humanos. Conseguí ver su obra "Protocolo contra el tráfico de seres humanos" publicada un año después de su triste muerte. Tuve el privilegio de asistirle y hacer eterna nuestra amistad en los últimos meses de su vida, antes de que el cáncer le cerrara los ojos para siempre. Su valentía y su coraje moldearon sensiblemente mi carácter, y su modestia y su fuerza me ayudaron enormemente a posicionarme definitivamente en este mundo, Ahora su obra está en las estanterías de las bibliotecas de algunas facultades de derecho, como guía y referencia para mujeres y hombres con la determinación suficiente para luchar contra los monstruos más oscuros e inhumanos que habitan y se enriquecen entre nosotros.

Una pequeña victoria en un batalla sin fin.

Una bailarina con cabeza de toro, otra con un cráneo de cabra y una prisionera que aún encerrada en un espacio inhumano nos observa relajadamente, nos conducen a un homenaje a los poetas asesinados, represariados o incomprendidos. 

El hombre que jugaba con las serpientes 1 y 2 nos introducen el mundo casi escondido de la discapacidad mental, retratos de hombres que vivían en el centro Sveti Vrach de Plovdiv, Bulgaria. Hombres cuyos rostros transformados por la enfermedad influyeron en la percepción y el concepto de arte de Fernando Hervás, sonrisas que han quedado fijadas en los cuadros y en su memoria.

Pequeño Merrick (el hombre elefante) y Niño con amigo, nos muestran una infancia que comienza a deformarse y a la falta de miedo que se ve en el segundo cuadro, donde un niño sujeta una rata y nos sonríe. Varios estudios al óleo sobre la diferencia cierran este capítulo sobre lo que la sociedad rechaza y oculta.

Cajas Negras y otras obras de pequeño formato, como un grito reivindicativo contra la marginalidad en la infancia, están instaladas en la entrada de la sala como preámbulo de las emociones que vamos a sentir. Una traducción del reportaje fotográfico a la pintura, imágenes guardadas por el autor durante dos años de trabajo en diferentes guetos gitanos como Stolipenovo en Plovdiv o el mahala de Chipan en el centro de Bulgaria. La fuerza de estos niños, el encuentro de mecanismos emocionales para sobrevivir en entornos duros se palpa en cada golpe de paleta, en cada delicada pincelada y en color del óxido contrastando con los azules celestes.

Cierra la exposición una pintura de dos metros por dos con una preciosa yegua blanca en movimiento, un símbolo de libertad y fuerza frente a la que se presentó la exposición. Hubo palabras muy emotivas y sinceras de María Dolores Rodríguez, primera teniente alcalde de Pinto y amiga de Hervás desde la juventud. El artista en una sencilla e informal presentación tuvo una mención especial a Elisa Gallardo (directora del centro) y a Dora Tsvetkova, traductora de la embajada española en Sofía y que tantas exposiciones inauguró con Hervás en Bulgaria, finalizando con una emotiva dedicatoria a su hermano Alfonso Hervás, quién a estado junto a Fernando durante todo este proyecto.