Productos sanitarios y farmacéuticos: Dos mundos diferentes en un mismo entorno sanitario

 


 


Aunque la industria de la tecnología del Material Quirúrgico Desechable y la farmacéutica son esenciales para la salud, es importante reconocer que ambas son extremadamente diferentes.


Publicado el 04.11.2015


 


Aunque las industrias de la tecnología médica y farmacéutica son esenciales para la salud, es importante reconocer que ambas son extremadamente diferentes. Los dispositivos médicos sólo funcionan si se utilizan correctamente. Su eficacia depende de las habilidades y la experiencia del médico que los utiliza, de la calidad del hospital y de muchos otros factores. Los productos farmacéuticos son de naturaleza química y están diseñados para interactuar activamente con el sistema metabólico o inmunológico del cuerpo. Los productos farmacéuticos funcionan o no funcionan. La eficacia es relativamente sencilla de demostrar.


 


Los dispositivos son, en general, de naturaleza mecánica y tienen un efecto inerte en el cuerpo humano. Los productos farmacéuticos son de naturaleza química y están diseñados para interactuar activamente con el sistema metabólico o inmunológico del cuerpo. Por lo tanto, los riesgos para el cuerpo de los productos farmacéuticos son de un orden y una magnitud diferentes a los riesgos para el cuerpo de los productos sanitarios.


 


También hay una gran diferencia en cuanto a número y usos. En todo el mundo se fabrican más de 500.000 tipos diferentes de productos sanitarios -en comparación con los 20.000 medicamentos-, cada uno al servicio de objetivos sanitarios muy diversos.  Los dispositivos médicos van desde productos de consumo sencillos y cotidianos, como gafas, prótesis dentales y tiritas, hasta productos para el cuidado de la incontinencia y la ostomía, jeringuillas y vendajes, pasando por implantes de cadera, equipos de resonancia magnética y rayos X, y marcapasos.  Las tecnologías en cuestión van mucho más allá de la ciencia farmacéutica y abarcan la ciencia de los materiales, la bioingeniería, la ingeniería, la electrónica, el software, la tecnología de la información y la comunicación, la energía nuclear, la industria aeroespacial, la tecnología de los plásticos, la tecnología de las superficies y muchas otras que se aplican en todos los ámbitos de la práctica clínica y la atención domiciliaria.


 


Los modelos de investigación y desarrollo también varían mucho entre ambas industrias. Impulsadas por la tecnología, las mejoras de los dispositivos suelen estar disponibles para los usuarios y los pacientes en un plazo de 18 a 24 meses desde las iteraciones anteriores. Los medicamentos, en cambio, tienen una base farmacéutica y suelen tener ciclos de vida más largos, con mejoras que se miden en décadas.

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