Vino espumoso: embárcate en un viaje de sabor

¿Desde cuándo existe el vino espumoso?

Los primeros documentos relacionados sobre el champagne, datan del siglo XVII, en los que se hace referencia a su aparición en Francia entre los años 1695 y 1698. En Inglaterra se hace referencia a esta bebida en escritos anteriores, que datan del año 1676. Y es que los ingleses desarrollaron el método para transformar los vinos franceses en efervescentes. Su ventaja respecto a los franceses, radicaba en unas botellas más resistentes de cara a soportar la fuerza y la presión interna de los gases. De hecho los franceses, comenzaron a utilizar el vidrio inglés para embotellar y comercializar su vino.

Maridaje

Erróneamente se ha pensado durante mucho tiempo, que los vinos espumosos solo servían para brindar. Pero nada más lejos de la realidad, pues estos vinos pueden maridar perfectamente con suculentos platos.

Por ejemplo, un Brut Nature Blanco, es el acompañante perfecto para un pescado graso, como el salmón, el atún, la sardina o la caballa. La razón es que las burbujas nos permiten comer platos densos pues nos limpian las papilas gustativas e intensifican el sabor del pescado en este caso.

Si vamos a degustar una deliciosa paella de marisco, podemos decantarnos por un espumoso rosado, una combinación que nos deleitará. El efecto refrescante de este vino, también le hace el perfecto aliado para la casquería, como los callos o las manitas de cerdo.

En definitiva, los vino espumosos no solo son geniales para brindar en ocasiones especiales, sino que también crearán una experiencia gastronómica completa e inolvidable si lo maridamos de manera adecuada.

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