Césped artificial y hormigón: una combinación casi perfecta

De hecho, el césped sintético tiene una ventaja que atrae a particulares y empresas. A diferencia del césped natural, el césped artificial no requiere riego, siega ni abono regulares. Esto ahorra tiempo, energía y dinero a largo plazo. Del mismo modo, el hormigón es un material resistente y duradero que requiere un mantenimiento mínimo.

En aras de la sostenibilidad, el sector de la construcción avanza con soluciones cada vez más orientadas a las innovaciones ecológicas. En este contexto, nacen los suelos "devoradores de smog", diseñados para ayudar a combatir los efectos nocivos de la contaminación atmosférica en entornos urbanos y domésticos.

Estos suelos se fabrican con un tipo especial de cemento que contiene dióxido de titanio, un compuesto que se ha demostrado que descompone los contaminantes cuando se expone a la luz solar. La idea resultó interesante, ya que el hormigón es uno de los materiales de construcción más utilizados en el mundo, y la producción tradicional de cemento es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por tanto, la nueva tecnología de pavimentación "devoradora de smog" ofrece una alternativa más sostenible que no sólo reduce la contaminación atmosférica, sino que también ayuda a mitigar la huella de carbono de la industria de la construcción.