Surf, por qué probarlo al menos una vez en la vida

Hay algo en el atractivo de las olas que siempre ha atraído a la gente. Dominar el poder del mar es un deseo que ha unido a marineros, exploradores, aventureros, piratas y conquistadores a lo largo de los siglos, impulsados por el deseo de saber qué había más allá de la extensión azul. Sólo para descubrir que lo que les despertaba tanta curiosidad era el propio viaje.

Ir al mar es adictivo, tan igual y diferente cada día, donde ninguna ola es igual a otra. Lo sabe bien el surfista, el que es capaz de dedicar toda una vida a la búsqueda de la ola perfecta que tal vez nunca llegue, pero cuyo sueño y deseo impulsan año tras año.

Películas, libros, biografías, canciones: lo que gira en torno al mundo del surf es un panorama inmenso, porque el surf no es sólo un deporte, sino un estilo de vida. Hay quien viaja con las olas, quien se desplaza por temporadas de una parte a otra del mundo para perseguirlas. Pero también están los que se conforman con las de casa, con el deseo de hacerse un hueco, en medio del mar, lejos de todo. Así que quizá probar el surf no sea tan mala idea, al menos una vez en la vida.