Razones del despido

A grandes rasgos, según la legislación laboral española los despidos deben basarse en motivos disciplinarios o en motivos objetivos.

Los despidos disciplinarios deben basarse en una falta grave, definida como un incumplimiento significativo e intencionado de los deberes laborales. Esto puede incluir:

Ausencias reiteradas e injustificadas al trabajo o falta de puntualidad;

Indisciplina y desobediencia en el trabajo;

Ofensas verbales o físicas contra el empleador o cualquier persona que preste servicios en la empresa o sus familiares que residan con ellos;

Violación de la buena fe contractual y abuso de confianza en el trabajo;

Falta voluntaria y continuada del desempeño laboral normal o acordado;

Embriaguez o intoxicación habitual si afecta negativamente al trabajo realizado; y

Acoso por origen racial o étnico, creencias o ideología religiosa, discapacidad, edad u orientación sexual y acoso sexual contra el empleador o cualquier persona que preste servicios en la empresa.

El Convenio Colectivo aplicable podrá establecer motivos legales adicionales para el despido disciplinario.

Alternativamente, un empleado puede ser despedido por motivos objetivos tales como:

Incompetencia inesperada después de la contratación;

Incapacidad para adaptarse a los cambios técnicos en su puesto de trabajo;

Despido por motivos económicos, técnicos; razones organizativas o de producción.

En los casos de contratos de trabajo indefinidos, el despido puede ocurrir cuando el objeto del empleo es la prestación de servicios en relación con un programa público y existe un déficit de financiamiento.