La Tensión Arterial por Edad: ¿Qué Debes Saber?

¿Qué es la Tensión Arterial?

La tensión arterial mide la presión que la sangre ejerce contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. Se expresa en dos valores: la presión sistólica (el número más alto) y la presión diastólica (el número más bajo). El equilibrio entre ambos es esencial para una buena salud.

Cómo Cambia la Tensión Arterial con la Edad

A medida que envejecemos, es común observar variaciones en los niveles de tensión arterial. En general, la presión arterial tiende a aumentar con la edad debido a la rigidez de las arterias y otros factores relacionados con el envejecimiento. Aquí te dejamos algunos rangos generales:

• Infancia y adolescencia: En los primeros años de vida, la tensión arterial suele ser bastante baja, aumentando gradualmente conforme el cuerpo se desarrolla.


• Adultos jóvenes: Los niveles óptimos para un adulto joven suelen rondar los 120/80 mmHg. Mantenerse en este rango es clave para prevenir problemas a largo plazo.


• A partir de los 40 años: Es común que la presión arterial aumente ligeramente debido al envejecimiento de las arterias. Un valor de 130/85 mmHg todavía se considera dentro de lo normal.


• Mayores de 60 años: En personas de edad avanzada, los valores aceptables pueden ser más altos, como 140/90 mmHg, debido a los cambios fisiológicos naturales.

¿Por Qué Es Importante Monitorear la Tensión Arterial?

Mantener la tensión arterial dentro de los límites adecuados es vital para evitar complicaciones como la hipertensión, que puede derivar en enfermedades cardiovasculares graves. Es recomendable realizar chequeos periódicos para detectar cualquier anomalía a tiempo.

Para más detalles sobre los rangos de tensión arterial según la edad y cómo cuidarla, puedes leer el artículo completo en Hartmann Direct, donde ofrecen una guía detallada para cada grupo etario.

Conclusión

Conocer los niveles normales de tensión arterial según la edad es fundamental para llevar un control adecuado de nuestra salud. Si notas que tus niveles están fuera de los rangos normales, es recomendable consultar con un profesional de la salud para recibir el tratamiento adecuado.